Era una noche cualquiera, estábamos tranquilos en la barra del bar..
¡Atención! que hace aparición el pregonero de la crítica, siempre jodiendo la manta.
Eres una especie de tortura mental, el aunténtico, espabilado, ten cuidado que ya ha llegado; el juicio ya va a comenzar.
Esparces tus heces orales, condenas a la gente que no es como tú. Tu descripción de la libertad, ¡idiota! deja mucho que desear.
¿Opinas o impones? Tienes un problema a la hora de razonar. Parece ser que oyes mal, que no quieres escuchar lo que opinan lo demás.
Que facíl es hablar por hablar, poder dirigir en la barra de un bar, eres el "dios" de la necedad. Fuera de aquí, piérdete ya.
Trabajas para hacer una secta buscando nueva gente a la que contaminar (patético), llamas la atencion porque ya nadie te quiere escuchar.
Eres como una almorrana, como un dolor de muelas que no cesa jamas.
Flagélate, opérate, olvídame, muérete, déjame pensar en paz.
Se acerca a la puerta, atención que se va, toda la peña comenzó a bailar, se ha dado la vuelta, ahora viene hacia mi.
¡Maldito hijo de puta déjame vivir!